OPEN: Agassi al desnudo

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Open Australia, Agassi

OPEN: Agassi al desnudo

«Abierto» es el título que dio Andre Agassi a sus memorias. El lector va descubriendo – y horrorizandose a veces – de que el nombre no es casual. Quien acumuló 101 semanas en el número 1 del ranking nos abre de par en par las puertas de su vida para compartir algunas de las experiencias que tanto le condicionaron.

En su infancia nos presenta a un niño absolutamente abrumado y asustado por un padre obsesivo. Que al igual que lo intentó con sus hermanos mayores, ambiciona a fabricar una estrella del tenis. Para ello exhibe un completo repertorio de conductas que ponen en riesgo su salud mental y física. Resulta espeluznante el episodio donde recuerda cuando su padre decide suministrarle drogas con sólo 13 años en la búsqueda de mejorar sus prestaciones. La pista de tenis que la familia tenía en el jardín de la casa familiar de Las Vegas se convierte en una cárcel al aire libre para un niño que tuvo la mala suerte de apuntar maneras al empuñar la raqueta.

Open Australia, Agassi

Afortunadamente este descomunal talento innato y las ganas de huir de aquel ambiente convirtieron rápidamente a Agassi en una de las mayores jóvenes esperanzas del tenis estadounidense. Sin embargo, las huellas que dejaron en él esos años, condicionaron la manera en que se desarrolló su vida personal y profesional. Ambas facetas fueron tan inestables que los fans se habituaron por una parte, a disfrutar de su juego, victorias y conquistas amorosas. Y por otra parte, a no sorprenderse al verlo caer en las primeras rondas con un número 100 ATP, enzarzarse con sus sponsors o verlo desaparecer del circuito largas temporadas. Pocos tenístas top contemporáneos han mostrado ser héroe y villano como era el chico de Nevada. Su irregularidad desesperaba a aficionados, entrenadores, prensa y hasta a él mismo; aunque todos sabían que no se había ido del todo.

A punto de iniciarse el Open de Australia, el lector se siente de nuevo transportado al universo Agassi. Recordando como fue el país austral el escenario donde el americano se sintió más cómodo. A pesar de haber ganado también en Roland Garros, Wimblendon y US Open, en el primer «grande» del año repitió victoria 4 veces, dejando su palmarés de títulos de Grand Slam en 8 entorchados.

Agassi

El rendimiento que ofrecía en Australia daba muy buenas pistas de cómo había sido la pretemporada y el devenir del curso tenístico. Un inicio flojo daba señales de que esa probablemente no iba a ser la temporada donde iba a brillar. Y que seguramente a mitad de curso ya la daba por perdida esperando a ser rescatado de nuevo por algún ángel de la guarda. Éste papel lo fue asumiendo un amigo de la infancia, -un bohemio californiano metido a pastor-, su hermano, y especialmente su entrenador Gil Reyes. Quien ejerció también de confidente y padre.

Todos ellos le ayudaron a luchar en las terribles batallas internas que sufre todo jugador de un deporte que resulta muy solitario. Éstas batallas tumbaron más de una vez a André. Empatizar con los problemas de una persona exitosa – y multimillonaria- no es a priori una tarea fácil; aunque los recuerdos y la fragilidad que muestra constantemente su libro dan lugar a ello. Y quizás, por qué en el fondo todos vamos aceptando el hecho que ni los reconocimientos, premios o aplausos son suficientes para acallar los demonios interiores que acechan cuando sabemos que no estamos en el camino hacia la felicidad.

La salvación de Agassi.

Como cualquier gran deportista, no se puede entender la vida de Agassi sin su deporte. Y en este universo aparece su bote de salvación, Steffi Graff, una de las mejores tenistas de la historia. La alemana se convierte en esa compañera que consiguió dar la serenidad necesaria. Le  devolvió el amor perdido por el tenis, saboreando de nuevo triunfos y asimilando derrotas, pero en paz consigo mismo.

Cuando veamos estos días en acción a los Djokovic, Nadal, Federer…, les atribuiremos gracias al detallado relato de Agassi, muchas de sus vivencias. Los podremos imaginar en mitad de eternos diálogos internos en los momentos más trascendentes del partido, en la inseguridad que genera ganar por la mínima a un rival inferior, los dolores que les llevarán a pasar muchas horas en vela, la esperanza por las manos mágicas de su fisio, el aliento incansable de sus familias, la piedad que genera el ver que el que está del otro lado de la red está sufriendo más que tú, dardos envenenados que recibirán de algún periodista que se los tiene reservados para cuando vengan mal dadas, etc.. Ese es el precio que conlleva estar en la cima, ¿alguien dijo que era fácil?.

 

Psicólogos del Deporte Online.

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