La Tiranía de los resultados.
Todos queremos ganar, nadie juega a nada para perder. Incluso en una partida de cartas con familiares o amistades se juega para ganar. Pero ganar, perder, empatar, quedar en 1ª o en 5ª posición, llegar a semifinales, etc… son resultados. Además, meter un gol, una canasta, conseguir un punto o hacer una marca también es un resultado.
La Real Academia Española de la lengua define resultado como “Efecto y consecuencia de un hecho, operación o deliberación”.
El resultado es eso, un resultado. Algo que sucede después de que se hagan y que sucedan una serie de cosas. Muchas de ellas no dependen de nosotros. Hay aspectos del deporte y de una competición que no podemos controlar. Por ejemplo, el ambiente (material, meteorología, condiciones de la pista/campo/pabellón, etc.), los árbitros y jueces deportivos, el azar, y sobre todo, el rival.
En la competición hay uno o varios rivales y su actuación no la podemos controlar. Podemos hacer un trabajo excelente por nuestra parte; pero quizás el trabajo del oponente es mejor y perdemos el punto, el partido o la posición. Ahí aparece la tiranía de los resultados, puede ser que mi nivel global como deportista sea mucho mayor que hace un mes o un año, sin embargo como he fallado una bola o he perdido un punto siento que estoy fracasando, o frustrado, enfadado, triste.
Por otro lado, puedo haberme estancado en mi nivel como deportista o incluso haber retrocedido, pero el rival no tiene nivel suficiente, o no tiene el día, o las condiciones me favorecen mucho, y aunque mi actuación no es buena consigo el resultado. Puede que en ese momento esté contento y satisfecho, pero igual es como dice el dicho “pan para hoy y hambre para mañana”, o sea que condiciona mi rendimiento futuro para mal y hace que sea más probable la frustración y desánimo más adelante.
Para conseguir más resultados positivos que negativos tienen que pasar una serie de cosas, unas dependen de nosotros y otras no. Centrarse en las que no dependen de nosotros (suerte, arbitrajes o rival) no es nada productivo, no podemos hacer nada al respecto y solo generan frustración. Hay que centrarse en las cosas que dependen de nosotros.
¿Qué depende de nosotros?
Pues nuestra actuación. Llegados a este punto podemos pensar que si hacemos perfecto lo que depende de nosotros lo más probable es que consigamos buenos resultados, pero eso es un error.
La perfección no existe: Usain Bolt hace malas salidas, Leo Mesi falla goles o pierde balones, LeBron James falla multitud de tiros, son seres humanos y no robots, como todos. Si nos exigimos la perfección nos frustraremos porque no la conseguiremos.
Paradójicamente la mejor manera de conseguir buenos resultados es no centrarnos en ellos y sí centrarnos en lo que podemos controlar y depende de nosotros. Por ejemplo, en el tiro libre del Baloncesto si te centras únicamente en si la pelota entra o no, comenzarás a olvidar posición de pies, mecánica de tiro… Sin embargo, si te centras en lo que sí controlas (posición de pies, mecánica de tiro…) aumentarás la probabilidad de que el tiro entre.
Así pues, tolerar nuestros fallos y asumir que los vamos a cometer, usar los fallos para mejorar nuestras habilidades y competencias y tener paciencia. Centrar nuestros esfuerzos en mejorar o aprender y no en conseguir resultados, así conseguiremos sortear la tiranía de los resultados.