Incertidumbre en la vuelta a las competiciones regulares.
“¿Para qué voy a sufrir en los entrenamientos si no sé si podré competir?”, “no me apetece entrenar sin saber si se podrá disputar el objetivo que tengo en mente”, “¡es que no puedo planificar a medio o largo plazo con esta situación!”. Estos comentarios y otros parecidos están siendo una constante en las últimas semanas. Por ello, desde Psicólogos del Deporte Online hemos decidido escribir esta entrada en nuestro blog. Tanto esta entrada como la que publicamos el pasado mes de mayo (Vuelta a la actividad física, una mirada desde la psicología del deporte) nos pueden aportar ideas y consejos útiles para entender los procesos psicológicos que pueden aparecer durante la vuelta a la práctica deportiva. Y de qué manera hacer frente a aspectos como la falta de rodaje, la recuperación de sensaciones y, en este caso, la incertidumbre.
«La realidad es que son unas circunstancias especiales para todos. Siempre digo que mientras que el mercado esté abierto, pueden haber cambios. Hay que vivirlo con naturalidad […] Lo que está claro es que cuento con los que tengo hoy en día, luego veremos qué depara el mercado» Vicente Moreno, entrenador del Real Club Deportivo Espanyol de Barcelona.(accede a la entrevista completa)
El ejemplo anterior busca reflejar la realidad en la que nos encontramos justo al empezar esta temporada atípica. Temporada en la que desde un inicio no sabemos qué puede suceder, cuándo empezaremos a competir y, en caso de hacerlo, si ésta se va a cancelar o no fruto del repunte de casos por el COVID-19.
Parece claro, por lo tanto, que esta primera parte de la temporada estará dominada por lo que podemos llamar “INCERTIDUMBRE”.
Cuando hablamos de incertidumbre, hablamos de algo desconocido, de aquello que no esperamos o, por qué no, de aquello que esperamos pero no sabemos cuándo ni cómo aparecerá. La nueva temporada deportiva trae consigo este desconocimiento del futuro y sus acontecimientos, una incertidumbre que, como explica Nathan Furr (profesor de estrategia en la escuela de negocios francesa Insead) en su artículo “Growing Resilience in Uncertain Times”, puede llegar a paralizarnos, a volvernos improductivos.
¿Qué puedo hacer ante un futuro que genera incertidumbre?
Desde Psicólogos del Derpote Online proponemos 4 simples consejos que creemos os pueden ayudar a hacer frente contra la incertidumbre.
1. Hay un abanico de posibilidades.
Como explica Furr, ante la incertidumbre tendemos a imaginar resultados extremos, contemplamos los peores resultados. En este sentido, hay cosas que debemos hacer para rebajar la posible ansiedad fruto de la incertidumbre. Debemos de pensar en un futuro binario (pasará o no pasará) y empezar a considerar la gama completa de posibles resultados. Así, si abarcamos el máximo de posibilidades en el futuro próximo en función de la información actual de la que disponemos, seremos capaces de contemplar distintos escenarios. Estos pueden hacernos ver que el futuro no es solo blanco o negro sinó que puede gozar de variedad de grises también. Este simple ejercicio va a permitirnos relativizar y ver nuevas opciones que faciliten nuestra organización y adherencia a los entrenamientos.
2. Fuera piloto automático… Vamos a tomar consciencia
Una vez hayamos sido capaces de contemplar distintos escenarios futuros, podemos dar un segundo paso y preguntarnos cómo nos sentimos al respecto. ¿Me supone un problema la incertidumbre que rodea al mundo del deporte? ¿Soy capaz de entrenar y prepararme independientemente de las decisiones futuras vinculadas a la competición? ¿Hay algún escenario que me preocupe y que no me veo capaz de afrontar? Preguntas de este tipo facilitan nuestra capacidad para situarnos en el contexto actual y poder tomar decisiones coherentes y alineadas a nuestra realidad. A menudo, esta conversación interna puede también realizarse con otras personas con las que tengamos confianza y con las que nos veamos capaces de compartir inquietudes, dudas y reflexiones acerca de cómo nos sentimos ante la incertidumbre futura.
3. Mirada a distancias cortas
Paralelamente a este trabajo, debemos atender a los objetivos y planificación de los entrenamientos y retos. Si bien es cierto que esta temporada desconocemos lo que nos depara el futuro, algo que podemos hacer es planificar nuestros entrenamientos teniendo en cuenta la información actual. Quizás podemos partir de un objetivo lejano (en el futuro incierto). Pero debemos trasladar la mirada más cerca en el tiempo, al trabajo basado en objetivos de medio y corto plazo. Debemos ser capaces de entender la incertidumbre como una posibilidad de focalizar y trabajar aquellos aspectos que la competición no nos permiten trabajar en el día a día, aquellos aspectos más concretos y básicos que no fijan su objetivo en el futuro sino en los escenarios más próximos.
4. Queremos ser líquidos
Otro aspecto relevante para lidiar con una realidad deportiva condicionada por la incertidumbre futura es la flexibilidad. Nuestra capacidad para asimilar y/o aceptar cambios, decisiones o sucesos que alteren el plan de entrenamiento y competición preestablecido.
En este sentido, nuestro entorno cambia y se transforma. A nuestro alrededor se producen acontecimientos que nos obligan a reinventarnos para adaptar nuestra conducta, estrategias y decisiones a las nuevas circunstancias. Sin ir más lejos, la base de la supervivencia de los seres vivos según Darwin es la adaptación al medio. Sobrevivimos adaptándonos a los cambios, acabamos teniendo éxito aquellos que logramos adaptarnos. Esta misma idea se traslada a nuestra realidad actual. Si bien no sabemos lo que el futuro depara ni qué decisiones se van a tomar, debemos ser capaces de adaptarnos, como un líquido al recipiente que lo contiene, para mantener un rendimiento óptimo durante los entrenamientos y competición. En este punto entra en juego la flexibilidad de la que hablamos, pero… ¿cómo la podemos trabajar?
Parte de la solución la encontramos en los párrafos anteriores. Por una parte debemos de trabajar nuestra capacidad para ver nuevos y distintos escenarios futuros. Mirar la realidad desde distintos puntos de vista. Este ejercicio ya nos colocará en una posición de atención ante los cambios y decisiones futuras que se escapan a nuestro control.
Por otra parte, y vinculado a lo anterior, debemos de prevenir esos escenarios futuros que imaginamos. Preguntémonos qué opciones o soluciones tenemos antes las distintas circunstancias futuras imaginadas. Seamos proactivos y diseñemos posibles respuestas para anticipar las distintas “realidades” planteadas.
A modo de conclusión, os proponemos darle un vistazo a la entrada de nuestro blog sobre las expectativas de los deportistas. En ella, exponemos un caso real de un equipo víctima de la rigidez de sus expectativas, incapaz de encontrar soluciones a los imprevistos o acontecimientos que les iban apareciendo. Un ejemplo de rigidez, de falta de flexibilidad para adaptarse a los cambios en el medio.
La verdad… ¿todo lo anterior ocurre?
Os dejamos un ejemplo exitoso de cómo adaptarse a las circunstancias actuales. El de la atleta Esther Guerrero que se proclamó campeona en la final del 800 y 1500 de la edición 100 del Campeonato de España. Ella misma ha reconocido en alguna entrevista que el trabajo aeróbico que hizo durante el confinamiento le sirvió para tener una muy buena base. Después ha ido poniéndose objetivos conforme iban avanzando las semanas y sólo 15 días antes del Campeonato de España se planteó el reto de “doblar” en las dos disciplinas.