¿Flor de un día?
A punto de finalizar el Mundial de Rusia son muchos los jugadores que para el gran público cambian su estatus. No sólo ocurre en el fútbol, sino también en cualquier gran evento deportivo. Ya sea de equipos o individuales. Cada detalle es evaluado al máximo y a veces magnificado en exceso. Algunos deportistas pasan a ser tratados como cracks mientras que a otros se les asocia a la palabra decepción. Su valía fluctúa, como en la bolsa. Cosa que también tiene impacto en cómo ellos se autoperciben. Hay que ser muy cuidadosos si entramos en ese terreno. En primer lugar debemos contextualizar este rendimiento, es decir, preguntarnos qué incidencias tienen variables como:
- Estado de forma propio, del resto del equipo y del rival.
- Las expectativas generadas.
- La experiencia en situaciones similares.
- El rol otorgado al deportista.
- La estrategia seguida por el equipo en el que juegas.
Una vez obtenidos estos datos nos será más fácil determinar el alcance de la situación y si ésta se debe a un hecho más circunstancial. O si por lo contrario tiene cierto recorrido. No es lo mismo aquel deportista que después de una larga trayectoria de éxitos no realiza un buen campeonato, que aquel deportista más anónimo que se encumbra repentinamente en ese evento deportivo. Ojo, puede ser el inicio del declive para uno y del crecimiento para otro.
En todos los casos debemos ser cautos y sobre todo pacientes para evaluar su evolución. Los aficionados y medios de comunicación generan dinámicas que los dirigentes de los clubs y selecciones no saben bien como parar. “¿Cómo no vamos a fichar a ese joven jugador que nos deslumbró en ese partido?”. Calma.
Es aquí donde la Psicología del deporte tiene un papel importante. Al igual que no se deja en mano del preparador físico las finanzas del club; el estudio de las variables psicológicas que se ponen en juego como factor predictivo en el rendimiento del deportista, tendrían que ser analizadas por un profesional (esto nos recuerda al análisis que ya hicimos del caso Odegaard).
Evidentemente es muy necesario saber las cualidades técnicas, físicas y tácticas sobre el deportista que nos ha llamado la atención. Pero también será necesario conocer, por ejemplo, su capacidad de adaptación. Como responde a la presión, sus mecanismos atencionales, el grado de resiliencia, cómo se relaciona dentro de un vestuario, sus habilidades comunicativas, cómo establece metas… Este hecho, sin duda, dotará de un análisis más rico y profundo el realizado desde el área de scouting. Y de esta forma determinar la idoneidad sobre el perfil buscado y si es lo que el equipo necesita.