Deportistas insaciables, ¿cómo lo hacen?
Hace unas semanas Roger Federer ganó el Open de Australia, lo que supone su vigésimo título de Grand Slam. El mérito es doble teniendo en cuenta que este año el tenista cumplirá los 37 años. Se une así a la lista de deportistas “mayores” que siguen en la élite de su deporte. Buffon, Ginóbili, Carlos Sáinz, Valentino Rossi, o Pau Gasol son algunos de los nombres más reconocibles. Pero, ¿cómo lo hacen? ¿tiene algo que ver la motivación?
Evidentemente hay un componente físico. Su preparación es la óptima, ya que son profesionales en el máximo sentido de la palabra. Imaginamos que cuidan muy minuciosamente su alimentación y descanso, aspectos que forman parte del entrenamiento invisible que ayuda a consolidar lo que se hace en las horas de entrenamiento “normal”. A parte, las lesiones les han respetado, algo que como sabemos no siempre es habitual. Seguramente todo ello respaldado y supervisado por grandes profesionales de la preparación física, fisioterapeutas y médicos especialistas en el ámbito deportivo. La presencia consolidada de estos profesionales y las mejoras tecnológicas han favorecido en términos generales una mayor “vida útil” del deportista. ¿Pero, hay algo más?
Creemos que un denominador común de todos es el mismo: la motivación. Estamos convencidos que sin las ganas de perseguir objetivos personales, títulos, o cualquier otro aspecto que les movilice, que actúan como la gasolina de éstos y otros nombres, no hubieran alargado tanto su permanencia en el deporte de alto nivel.
Hace pocos meses Ronaldinho rememoraba en una amplia entrevista en TV3 su época dorada en el Fútbol Club Barcelona. Cuando el periodista le preguntó ¿por qué aquello se acabó tan pronto?, el brasileño contestó que ya lo habían ganado todo y sintió que estaba todo hecho. Como espectadores asumimos, por tanto, que no tuvo ningún gran objetivo en mente, ni la suficiente motivación que le empujara de tal manera como para alargar su brillante trayectoria.
Por otro lado, en las últimas temporadas nos ha llamado la atención el cómo ha reorientado su carrera deportiva Fernando Alonso. Viendo que su motivación se podría ir viendo mermada por los malos resultados obtenidos y condicionado por las limitaciones de su equipo a corto plazo, ha optado por compatibilizar su presencia en la Fórmula 1 primero con las 500 Millas de Indianápolis y este año con la del World Endurance. Ha priorizado por lo tanto seguir sintiéndose importante buscando nuevos retos en otras disciplinas con mucha historia y prestigio a pesar del menor impacto mediático de las pruebas de resistencia.
Tras la consecución de grandes gestas, el deportista podría llegar a sentir que ya ha tocado techo. Si esta sensación de autocomplacencia se perpetúa en el tiempo, su exigencia irá decreciendo. Y no tardará en evidenciarse una notable merma de resultados.
¿Qué recomendamos?
Para evitar que esa pérdida de motivación pueda afectar a los resultados sin ser apenas consciente de ello, recomendamos que sea el propio deportista el que evalúe de forma sosegada y objetiva la situación en la que se encuentra en los siguientes planos:
- A nivel deportivo: Situación contractual, cambio de entrenador, posible fichaje por otro club, cambio de rol o posición en el equipo…
- A qué objetivos individuales y colectivos puede aspirar. Conocer cuáles le estimulan y por otro lado saber si su físico le permitirá poder alcanzarlos.
- Momento vital en el que se encuentra. Mencionamos este aspecto ya que muchas bajadas de rendimiento se pueden deber a crisis vitales personales (separaciones, enfermedades de seres queridos, estar muy alejado de ellos, etc.) y en pocas ocasiones se tienen presentes.
Si el deportista se atreve a hacer este análisis que planteamos, habrá adquirido una mayor consciencia de su situación, teniendo por tanto más información tanto de las variables externas que le están condicionando, como de sus propios intereses internos que a veces son inconscientes.