Iniesta, lo vivido entre Fuentealbilla y Johanesburgo.
“La jugada de mi vida” son las memorias que diseccionan la trayectoria de Andrés Iniesta. Fuentealbilla, la Masía, el Camp Nou, Stanford Bridge, Johannesburgo, son lugares que han sido testigos de cómo su figura ha ido creciendo hasta ser considerado por muchos uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol. Tanto el F.C. Barcelona como en la Selección Española ha conquistado títulos. Sobre todo, el reconocimiento y admiración de compañeros, entrenadores, aficionados, periodistas y rivales.
Se sabe que un gran talento no es garantía de nada. El éxito de Iniesta es la punta del iceberg. Bajo la superficie se esconde el sufrimiento por tener lejos a los suyos; los llantos escondidos en cualquier rincón de la antigua Masia; la frustración y ansiedad que le provoca por cada lesión que le aleja del lugar donde más disfruta, un campo de fútbol. A ello habría que sumar el dolor profundo por la pérdida de un amigo; la depresión por saber que lo tienes todo y a la vez sentirte vacío. Ese es el precio que Andrés ha tenido que pagar por llegar a un lugar tan privilegiado pero también tan exigente. Otros, pese a tener a priori más calidad y condiciones, fueron menos afortunados y se quedaron por el camino, de eso es muy consciente.
El relato incide en que detrás de una apariencia débil se esconde una personalidad psicológicamente muy fuerte. La convivencia desde que apenas era un alevín con las altas expectativas que se tenían sobre él, la gestión de la presión desmesurada que hay en la élite del fútbol -que tan pronto te eleva a los altares como te lleva rápidamente al olvido-, la motivación por seguir siendo uno de los mejores jugadores del mundo habiéndolo ganado casi todo, son buenas muestra de esto rasgos tan necesarios.
La familia más inmediata al deportista de alto rendimiento resulta determinante, o al menos así lo entendemos en Psicólogos del Deporte Online, ya que puede ser un factor de protección, ayudándole en su carrera, o bien un factor de riesgo dificultándola. En el caso de Andrés fue lo primero, aunque como dice su padre, corrió el riesgo de querer trasladar sus sueños a su hijo casi sin preguntárselo. Sin conocer a los Iniesta-Luján el gran público los imagina como gente sencilla, silenciosa, trabajadora y humilde. Esos son los valores que el 8 del Barça desprende, y que por tanto se atribuyen a su entorno. Esto, a nuestro entender, agranda su figura, pues no es difícil que con tanta gloria y reconocimiento uno sienta que está por encima del bien y el mal.