Vicente del Bosque y otros cambios de ciclos.
Vicente del Bosque ha confirmado recientemente la decisión de abandonar el cargo de entrenador de la Selección Española de Fútbol. A finales de este mes y tras casi 8 años en el puesto. Por lo que son necesarios cambios en la Selección.
Ocupó el banquillo tras Luis Aragonés, por lo que se encontró con un listón muy alto. Ya que el equipo de Luis maravilló por su juego en la victoria de la Eurocopa 2008. Pese a que Del Bosque introdujo algunas novedades, pudo continuar con la etapa más exitosa en cuanto a títulos y juego de la historia de la Selección, ganando el Mundial de 2010 y la Eurocopa de 2012. Sin embargo, en los dos últimos campeonatos internacionales, el combinado español, que está inmerso en una gran renovación interna, ha cosechado eliminaciones tempranas. Con lo que Del Bosque ha tenido que cerrar esta etapa con la desilusión de no haber conseguido buenos resultados en el final de su ciclo.
Esto nos recuerda que a estas alturas de temporada, que es cuando se están configurando las plantillas y direcciones deportivas de los equipos, algunas de las palabras más utilizadas son: altas, bajas, fin de ciclo, nueva etapa, etc. Llegados a este punto ¿somos realmente conscientes del impacto psicológico que ello conlleva tales cambios (a nivel deportivo y personal)? ¿O tendemos a simplificarlo pensando que únicamente se trata de un intercambio de cromos, y que cualquier “pieza” se puede poner, quitar y reemplazar sin pararnos mucho a pensar en lo que ello significa para el deportista, entrenador o dirigente?
Es importante tener una cosa presente. Todos los procesos necesitan un tiempo de asimilación y adaptación. A veces incluso esto no es posible. Es frecuente que la respuesta a esto último se suele encontrar en aspectos extradeportivos que no se han tenido en cuenta previamente.
Recomendamos ante estos cambios.
Por estos motivos desde Psicólogos del Deporte Online, recomendamos y animamos a los clubes, federaciones y demás organizaciones deportivas a realizar una evaluación previa. Principalmente de la situación personal y profesional del implicado; de su capacidad de adaptación a nuevos entornos, de los objetivos, expectativas, deseos y miedos que están presentes en esta etapa. Esta valoración será muy útil para la gestión emocional del proceso y favorecerá una mejor aclimatación del nuevo ciclo que se abre. De esta manera se pretende que el impacto ocasionado sea menor y que la persona pueda alcanzar un óptimo rendimiento con mayor facilidad y bienestar personal.